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Relación México- EU; soberanía primero

 

 

Andanzas

Por Marcela Alvarado

Relación México- EU; soberanía primero

Las oportunidades se presentan una vez. ¿Tendrá Enrique Peña Nieto tendrá los pantalones para responder a mexicanos o cederá a los caprichos de Donald Trump?

El sector empresarial, líderes de opinión, dirigentes partidistas y de organizaciones de la sociedad civil, académicos, los ciudadanos en general han expresado en distintos foros, en redes sociales, en noticieros de radio y televisión el temor ante la actitud racista, misógina y xenófoba, así como la política proteccionista en materia de comercio exterior del presidente de Estados Unidos.

Si el presidente de México buscaba una oportunidad para pasar a la historia, esta es, no con las reformas ‘estructurales’, cuyos beneficios -fuera de algunos en materia de telecomunicaciones- todavía no se perciben. Peña Nieto está entre cumplir con su deber y defender la soberanía o someterse cual fiel subordinado.

El decálogo de objetivos que presentó para redefinir la relación de México con la Unión Americana https://goo.gl/zfu4iI recoge parte de las propuestas que la clase política y empresarial, sobre todo, ha manifestado.

Que exista un compromiso del gobierno de EU para garantizar un trato humano y respeto a los derechos de los migrantes, suena bonito, falta ver el “cómo”, no sólo el “qué”. Asegurar el libre flujo de remesas es otro de los objetivos planteados por EPN.

De las mayores preocupaciones de los indocumentados y hasta para el gobierno mexicano, porque si Trump detiene esos envíos como amenazó, no sólo afectaría a las familias de los paisanos, sino que la economía también se vería afectada al haber menos circulante y, por ende, menos consumo.

Pedirle al vecino que su gobierno asuma esos compromisos y otros como el de trabajar con México para detener el ingreso ilegal de armas y dinero de procedencia ilícita son parte del decálogo de Peña, pero ¿cómo transmitirá ese mensaje alguien que no sabe inglés y que no se puede comunicar más que a través de traductores?

Cómo le hacen falta a nuestro país políticos que sepan hablar inglés, no hay como hablar el mismo idioma para un mejor entendimiento, sin intermediarios que quitan la espontaneidad. Veremos si quienes aspiran a la Presidencia ya están tomando al menos un curso, porque no ganamos para vergüenzas.

El libre comercio

Peña Nieto dice que pedirá que se preserve el libre comercio entre Canadá, Estados Unidos y México, que el intercambio comercial siga libre de aranceles. También que se incluya a sectores como las telecomunicaciones, la energía y el comercio electrónico.

Otro de los objetivos es que cualquier nuevo acuerdo comercial con Estados Unidos debe traducirse en mejores salarios para los trabajadores mexicanos. Aquí es donde se pondrá más difícil, porque uno de los atractivos para las empresas extranjeras es la mano de obra barata. Se generan empleos, pero mal pagados.

Aunque eso quizá no lo sabe o no le importa a Trump. Él no se anda con rodeos y está convencido de que los trabajadores estadounidenses han sido perjudicados con el Tratado de Libre Comercio (TLC), por eso ha amenazado con imponer aranceles del 35 por ciento a las empresas automotrices que fabriquen autos en México y luego los importen a EU.

Tan es una prioridad que esta industria genere más empleos en su país y regresen allá las inversiones, que este miércoles, Trump se reunió con altos directivos de la Ford, GM y Fiat Chrysler, con quienes se comprometió a reducir las regulaciones y los impuestos, para que sea más atractivo para ellos operar en su país.

En México hay demasiadas facilidades para la llegada de industrias que buscan abaratar costos de producción. Toca ahora a Peña Nieto voltear hacia su propio gobierno y en esto sí emular a Trump. Debe haber empresas mexicanas que no han podido crecer por la excesiva regulación y les vendrían bien algunos incentivos.

Aunque no debe irse al extremo y que, tanto a extranjeros como a empresas nacionales, sobre todo a las grandes compañías les resulte un paraíso fiscal. En todo caso, quienes más problemas enfrentan para permanecer son las pequeñas y medianas empresas, a las que tendrían que otorgarles más facilidades.

El muro y los puentes

Lo más polémico y sobre lo que Trump no quitará el dedo del renglón es en su capricho de construir el muro, que sería lo de menos, el problema es que pretenda que el vecino, que es México, pague. Peña Nieto dice que trabajará por “una frontera que una y no que divida”. Ajá. La pregunta, otra vez, es el “cómo”.

Este objetivo que es el último, muestra la tibieza del presidente de México, la demagogia: “México no creen en los muros. Nuestro país cree en los puentes, en los cruces carreteros y ferroviarios…”

Hay que pedirle al universo y a Dios que inyecten la fortaleza de que carece a EPN para enfrentar con determinación a Trump o todos pagaremos las consecuencias.

Hasta el próximo miércoles.

Maestra en Ciencias Sociales con especialidad en Políticas Públicas por El Colegio de Sonora y Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Sonora.

Twitter: @AlvaradoVMarce

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