Recientemente, en una noche sin luna, tuve la oportunidad de recostarme en la arena y observar el cielo estrellado. Justo enfrente de mi, estaba la franja de la Vía Láctea. Parecía como si un poco de nubes no me dejaran ver con claridad las estrellas. Afortunadamente, con un par de binoculares a la mano, pude comprobar que aquello que parecía una obstrucción, era realmente parte de nuestra galaxia: Miles, millones de estrellas titilando. Había un grupo de estrellas con más brillo, azules, que parecían luces de las que adornan los arbolitos de Navidad.
La mayoría de ellas, se encuentran a miles de años luz y se antoja imposible enviar una sonda a una estrella en especial. Esto, porque aún cuando lográramos construir una nave espacial que viaje a la velocidad de la luz, las señales de radio, no pueden viajar más rápido que ésta. Y si la humanidad envía un robot estelar a un sistema solar que se encuentre a 2,000 años luz de distancia, la información que nos envíe de vuelta, ya sea que los planetas son habitables o si existe algún tipo de vida, planta, animal o ser inteligente, tardaría otros 2,000 años en llegar de vuelta a la Tierra – 4,000 años en total -. En ese periodo de tiempo en nuestro planeta emergerán y desaparecerán civilizaciones, habrá guerras, epidemias y calentamiento global. Vamos, hace 4,000 años, ¡las Pirámides de Keops ya tenían 500 años de antigüedad!
Es por eso que un grupo de investigadores, liderados por el gran físico y cosmólogo Stephen Hawking, pretenden enviar una flotilla de mini-sondas robóticas que viajen con velocidades cercanas al 20% de la velocidad de la luz, con las cuales se podrá alcanzar Alpha Centauri, el sistema solar más cercano al nuestro, en tan solo 20 años. Alpha Centauri o Próxima Centauri, es un sistema con 3 estrellas que se encuentra a 4.3 años luz de la Tierra. El 17 de agosto pasado, se anunció la existencia de un planeta similar a la Tierra en órbita de Alpha Centauri, a una distancia que se considera habitable. Esto quiere decir que en menos de una generación podríamos saber a ciencia cierta si existe vida en un planeta que no se encuentre en nuestro sistema solar. Y es que hay visiones encontradas sobre si existe algún otro planeta con vida en el Universo.
Este año, se propusieron a la comunidad científica dos teorías contradictorias sobre la cantidad de vida que podemos esperar en el Universo. La primera, es que toda vida que pudo ocurrir en diferentes sistemas solares ya ocurrió y que nunca la encontraremos porque la vida en la Tierra se originó ya muy tarde en el Big Bang, evento que generó nuestro Universo. La segunda teoría elabora que nuestro sol se creó cuando el Universo era muy joven y que las demás estrellas todavía deben brillar por trillones de años antes de alcanzar una etapa en que sus planetas se enfríen, generen atmósfera, mares y vida. Ambas teorías nos ubican solos en el Universo y esto es algo difícil de comprobar, pues como mencioné líneas arriba, los viajes entre sistema y sistema son largos, pero ¿que tal si pudiéramos comprobar que hay vida en otros cuerpos celestes?
Es probable que los próximos mini-rovers a visitar Marte en 2020 contengan experimentos para validar si existe o existió vida en el planeta rojo. Otros posibles candidatos a ser visitados por una sonda para evaluar la posibilidad de vida son: Venus, el segundo planeta; Europa, Callisto y Ganymede, tres de las lunas de Júpiter; Titán y Enceladus, dos de las lunas de Saturno. Aún no hay fechas definidas para visitar estos planetas y lunas, pero estas misiones podrían estarse cumpliendo hacia 2030.
Tardaremos mucho tiempo en explorar las regiones fuera de nuestro sistema solar, pero todavía hay secretos que descubrir en nuestra vecindad. Debemos enfocarnos primero en probar los planetas y lunas más cercanos para perfeccionar nuestra ciencia y tecnología, el Universo puede esperar un poco más.