Mal, pero mal les salió la ocurrencia de quemar la imagen de la presidenta de la Suprema Corte de Justicia, Norma Piña, durante la manifestación del sábado en el Zócalo. Quisieron mandar un mensaje siciliano para amenazar y asustar a la magistrada, pero el rechazo de todos los sectores sociales fue general. Esto obligó al propio presidente López Obrador condenar la ocurrencia y luego se enojó porque los reporteros le pedían más explicaciones. Como que ya los chistes no se los festejan como antes. Ahora, los ven como insultos y burradas.