Que feo se vio la decisión de la alcaldesa de Tijuana, Montserrat Caballero, quien anunció que ante las amenazas de los grupos criminales que mandan en Baja California, tiene que irs a vivir con su hijo al cuartel militar. En pocas palabras reconoció que allá mandan los malos y el gobierno no sirve ni para usarlo de rayas de calles. En lugar de ese ridículo hubiera sido más digno renunciar y callarse. Pero no aceptar que ya entregaron la plaza al crimen. Que vergüenza.