La triste realidad de colocar a un exatleta en un puesto ejecutivo se hace evidente una vez más. La falta de conocimiento, la incapacidad y la nula preparación de Ana Gabriela Guevara, directora de la CONADE, la llevan a pronunciar estupideces sin igual.
“Por mí, que vendan calzones”, respondió Guevara despectivamente ante los reclamos por la falta de apoyo del gobierno al equipo de nado artístico, que logró obtener 4 medallas en Egipto. Además, acusó a las atletas de ser mentirosas y ladronas. ¿Puede haber algo más irresponsable y alejado de la realidad que estas declaraciones?
Si existe una deuda por parte de la Federación, no lo sé. Pero si ese es el caso, sería un problema que debería ser resuelto por la propia institución. Sin embargo, en lugar de encontrar soluciones, Guevara se hunde aún más en su ignorancia.
Lo que realmente me sorprende es el poder de manipulación y la falta de conocimiento que prevalece en este tema, y cómo ciertos actores se benefician de ello. Los medios han exagerado la situación, tratando a estas atletas como si hubieran ganado el Campeonato Mundial, cuando en realidad solo se trata de Copa del Mundo que es una competencia menor. Incluso las propias atletas admiten que no enfrentaron a sus mayores rivales, como Estados Unidos. Sin embargo, la Fundación Telmex no ha dudado en aprovechar esta oportunidad para obtener beneficios políticos, soltando más de un millón de pesos.
Me duele escuchar que los entrenadores de estas jóvenes y los de clavados no reciben un salario justo de la CONADE, y los medios utilizan esta información para vender periódicos. Pero lo más doloroso es que este no es un problema nuevo. La CONADE paga a los entrenadores cuando quiere, sin contratos ni prestaciones, solo como “apoyos o becas”.
Sin embargo, nadie dice nada al respecto, y la CONADE sigue igual o peor, sin que nadie tome medidas al respecto. Es una lamentable realidad que demuestra la falta de compromiso y apoyo hacia nuestros atletas y entrenadores. Es hora de exigir un cambio real y un trato justo para aquellos que representan a nuestro país en el deporte.
La desgracia, desvergüenza y falta de respeto hacia los atletas y entrenadores por parte de la CONADE es simplemente indignante. En el caso de los entrenadores, muchos de ellos llevan más de 10 años formando atletas de nivel internacional, pero no cuentan con seguridad social, ahorro para el retiro ni créditos para vivienda, simplemente porque no son considerados empleados de la CONADE. Es una triste realidad que aquellos que dedican su vida a desarrollar talento deportivo no sean reconocidos y protegidos adecuadamente.
En cuanto a los deportistas, la opacidad en la entrega de becas es alarmante. Pareciera que estas becas se otorgan a dedo, sin que existan programas que establezcan lineamientos claros y transparentes para su asignación. Esto significa que hay atletas que merecen recibir becas y apoyo, pero no lo obtienen debido a la falta de transparencia y criterios claros por parte de la CONADE.
Esta falta de respeto hacia los atletas y entrenadores es una bofetada a su dedicación, esfuerzo y pasión por representar a nuestro país en el ámbito deportivo. Mientras tanto, la CONADE parece estar más interesada en su propia imagen y beneficio político que en brindar un apoyo real y justo a aquellos que lo necesitan.
Es fundamental que se implementen cambios urgentes en la CONADE para garantizar que los entrenadores sean reconocidos como empleados con todos los beneficios correspondientes. Además, se deben establecer programas transparentes y equitativos para la asignación de becas, basados en méritos y desempeño deportivo, no en decisiones arbitrarias.
Nuestros atletas y entrenadores merecen respeto, apoyo y condiciones dignas para desarrollar su talento y representar a nuestro país en competencias internacionales. Es hora de exigir responsabilidad y transparencia a las autoridades deportivas y poner fin a esta desgracia que ha prevalecido por demasiado tiempo.
Es lamentable constatar la falta de creación de programas deportivos enfocados en desarrollar y crear nuevos talentos en nuestro país. En lugar de invertir en iniciativas que impulsen el crecimiento y la formación de atletas prometedores, la CONADE se ha dedicado a inventar puestos sin sentido, como los llamados “metodólogos”, que aparentemente son expertos en cada deporte pero en realidad carecen de conocimientos relevantes y solo están ahí por amiguismo. Esta situación demuestra una vez más la falta de seriedad y compromiso de las autoridades deportivas en su labor de fomentar el talento y promover el deporte en México.
Además, durante las últimas décadas, la CONADE ha despilfarrado millones de pesos en infraestructuras como el Centro Nacional de Alto Rendimiento (CNAR) y otros programas que, en un principio, se inician con gran pompa y promesas de desarrollo deportivo. Sin embargo, con el tiempo, muchos de estos deportes caen en el olvido y desaparecen, dejando un sinsabor y preguntas sobre quién se benefició realmente de esas inversiones en compra de equipos deportivos o construcción de espacios.
Esta corrupción deportiva y despilfarro de recursos no solo es una pena para nuestro país, sino también un daño directo a México. En lugar de destinar adecuadamente los recursos para el desarrollo del deporte y el respaldo a nuestros atletas, se ha permitido que la corrupción y los intereses personales prevalezcan en detrimento de los verdaderos protagonistas: los deportistas y la formación de nuevos talentos.
Es imprescindible exigir un cambio radical en la gestión deportiva de nuestro país. Necesitamos autoridades comprometidas, transparentes y responsables que se enfoquen en impulsar el talento, brindar apoyo real y crear programas efectivos que promuevan el desarrollo del deporte en todas sus disciplinas. Solo así podremos superar esta triste realidad de corrupción deportiva y garantizar un futuro más prometedor para el deporte mexicano.
Ana Guevara ha demostrado ser una completa decepción en su papel como dirigente de la CONADE. A pesar de ser una destacada deportista en su tiempo, ha fallado en comprender la complejidad política y administrativa que implica dirigir una institución deportiva de importancia nacional. Más allá de sus deficiencias y falta de tacto para atender a los atletas, es vergonzoso que este problema sea recurrente en distintos gobiernos, sin que se haya logrado crear una estructura deportiva sólida y perdurable a lo largo del tiempo.
El enfoque político se limita a sacar adelante el proyecto del sexenio en turno, sin pensar en el futuro del deporte mexicano. Se han invertido cuantiosos recursos en eventos como las Olimpiadas Nacionales o los Juegos CONADE, pero los resultados no se traducen en generaciones exitosas y consistentes de deportistas. Los estados se pelean por medallas y supuestos “apoyos”, pero en realidad no logran materializar el potencial de sus jóvenes atletas. Una vez que estos deportistas superan las categorías juveniles de la Olimpiada Nacional, se les retiran las becas y los apoyos, dejándolos desamparados. Los deportistas, entrenadores y padres de familia se ven obligados a buscar recursos por sus propios medios para financiar su participación en eventos internacionales.
Es una triste realidad que el sistema deportivo mexicano sea tan inestable y carente de continuidad. Los atletas merecen un respaldo sólido y constante a lo largo de su trayectoria, no solo durante unos años determinados. Es fundamental que se establezcan programas integrales de apoyo y desarrollo deportivo que trasciendan los periodos presidenciales y brinden un sustento a largo plazo para el deporte en México.
Es hora de que los gobernantes y las autoridades deportivas dejen de lado sus intereses políticos y pongan el enfoque en el verdadero bienestar y progreso del deporte nacional. Solo a través de un compromiso genuino, una gestión transparente y una planificación estratégica adecuada podremos superar esta lamentable realidad y ofrecer a nuestros atletas un entorno propicio para alcanzar el éxito a nivel nacional e internacional.