Andanzas
Por Marcela Alvarado
¿Qué podemos hacer por nuestro país?
John F. Kennedy y Luis Donaldo Colosio tienen en común haber sido asesinados y haber pronunciado buenos discursos, que cobran vigencia en distintos momentos.
Sin entrar en detalles sobre esos crímenes, ante el escenario del “gasolinazo” en México, vale la pena preguntarnos, parafraseando a Kennedy, no qué puede hacer el país por ti, sino ¿qué puedes hacer tu por tu país?
Es de aplaudirse que en más de una veintena de estados la gente ha salido a la calle a protestar y el enojo social va en aumento. Hay un despertar a la conciencia de que se puede hacer algo más que simplemente quejarse.
Sin embargo, la presión social no ha hecho que el presidente Enrique Peña Nieto decida meter reversa, pero se vio obligado a suscribir un acuerdo con los sectores productivos, se supone que, para proteger la economía familiar, pero es más un catálogo de buenos deseos y, como dijeron los de la Coparmex, se quedó corto.
Para el grueso de la población es una simulación más y que puede salir más caro que haber cedido a la petición de frenar el “gasolinazo”.
Por una cultura política
Si una lección deja este escenario es que a México le urge que los ciudadanos adquieran una cultura política, en especial en zonas donde usualmente hay apatía ante las decisiones injustas y perjudiciales por parte del Congreso de la Unión, los Congresos locales y los Cabildos, así como de los titulares de los tres niveles de gobierno.
En Sonora es incipiente, porque en muchas ocasiones, como la mujer sumisa que cree que debe aguantar los maltratos de su pareja, los ciudadanos se resignan a que “no se puede hacer nada”.
Pero ya hay un antecedente reciente con el movimiento de los autollamados “Malnacidos”, que surgió ante la imposición de la tenencia vehicular con elevados cobros en la administración del panista y hoy preso, Guillermo Padrés. Fue una lucha social de gran magnitud que al final derivó en la cancelación del impuesto y la condonación de adeudos.
No fue fácil ni cosa de unos cuantos días. Muchos fueron víctimas de agresiones físicas y verbales por parte de grupos de choque enviados por el gobierno panista y fue un movimiento que mostró que la unión sí hace la fuerza, aunque quizá se lograría más si la participación se diera antes de que se consumaran las decisiones injustas de los gobernantes.
Lo que como ciudadanos estamos llamados a hacer, es a alzar la voz antes de que se aprueben incrementos o medidas como la privatización de servicios públicos, que sólo beneficia a las empresas ganadoras y la población termina por recibir la misma o peor calidad, además de pagar un mayor precio por esos servicios.
No basta con ejercer el voto cuando hay un proceso electoral. Y, aun así, muchos ceden a las campañas de miedo y de odio y prefieren aquello de “más vale malo por conocido, que bueno por conocer”. No le dan un voto de confianza a otros partidos, a otros líderes que luchan por un México diferente.
Claro, dentro del mismo PRI y PAN hay cuadros valiosos, pero ya es tiempo dejar atrás el miedo y salir de la zona de confort. Los resultados que ambos han ofrecido en la Presidencia de la República son los que hoy tienen a la población protestando en las calles.
Empresariado comodino
La Coparmex presentó el martes una contrapropuesta de medidas que, a su juicio deberían impulsarse para proteger la economía familiar, pero está llena de peticiones de más privilegios a esa clase que ha sido la más beneficiada y quieren más: Deducibilidad al 100% de las prestaciones laborales y un nuevo esquema de bonos de productividad que no tenga cargas fiscales y de seguridad social y vaya de forma inmediata al salario de los trabajadores.
Seguramente se lograría más si la SHCP quitara privilegios al empresariado, que paguen lo que corresponde sin devolución de impuestos. Todos coludos o todos rabones.
Que los obliguen a declarar ante el IMSS el sueldo real que pagan a sus trabajadores, para que éstos accedan a futuro a mejores pensiones.
Que sacrifiquen su ganancia y al menos por un año no incrementen el precio de sus productos, porque es sabido que los costos de producción suelen ser mucho menores al precio al que el consumidor final termina comprando. Con todo y el alza de gasolinas tienen su margen de ganancia.
Restar privilegios a Poder Legislativo y Judicial
Mientras la gobernadora Claudia Pavlovich puso en marcha un plan de austeridad y se comprometió a subsidiar la tarifa de transporte público para que ésta no se incremente al menos los primeros tres meses, no se ve una acción concreta por los Poderes Legislativo y Judicial y claro, mucho menos por los ayuntamientos.
Ya es hora de que renuncien a algunos privilegios y el recurso que se ahorre vaya por ejemplo al Fondo de pensiones del Isssteson, en tanto se resuelven las demandas contra quienes desfalcaron a esta institución.
Hasta el próximo miércoles.
Maestra en Ciencias Sociales con especialidad en Políticas Públicas por El Colegio de Sonora y Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Sonora.
Twitter: @AlvaradoVMarce