Sonora .- Una atmósfera de preocupación envuelve a El Mocúzari, una ranchería de Álamos con unos 652 habitantes, pues su principal fuente de ingresos agoniza, se trata de la presa Adolfo Ruiz Cortines o “El Mocúzari”, la cual se encuentra con el almacenamiento más bajo en su historia.
Y es que el embalse, donde pescan habitantes de la localidad y de cuya actividad dependen sus familias, se encuentra con un almacenamiento de 8.7 millones de metros cúbicos lo que representa menos del 1% de su capacidad total, de acuerdo al reporte hidrómetro del Distrito de Riego 038 del Río Mayo.
La misma situación viven familias de al menos seis comunidades aledañas al embalse y que se sostienen de la pesca en el lugar, afectando a más de mil 500 pobladores de las distintas rancherías.
Está feo porque no hay agua, ahorita sí está saliendo pescado por lo mismo de que no hay agua pero se están muriendo y más adelante vamos a batallar”, mencionó Guadalupe Leyva un pescador de la localidad de El Mocúzari.
Indicó que en más de 20 años como pescador no había visto la presa tan seca, y aunque la aridez es frecuente en el lugar, al parecer cada año se recrudece afectando a las familias de los poblados aledaños.
“La gente de aquí vivimos de eso, de la pesca en la presa y si la presa no tiene agua pues ya no tenemos nuestra fuente de ingresos o de alimento para uno mismo”, añadió, “ojalá que sí llueva porque no sabemos cómo le vamos a hacer”.
MIGRACIÓN
Incluso los más jóvenes habitantes de El Mocúzari empiezan a emigrar a otras partes en busca del sustento, pues la pesca que era la principal actividad ya no es tan redituable, comentó Alicia Cota, una mujer que se dedica a filetear los pescados.
Hace falta algo así como empleos temporales porque ya la gente de aquí, los más jóvenes se están yendo a otras partes para buscar el sustento”, puntualizó, “porque cada vez hay menos agua en la presa”.
Norma Leyva, de 60 años de edad, se dedica también a filetear el pescado que le lleva su hijo Guadalupe, una familia de pescadores quienes se encuentran en incertidumbre porque la presa agoniza.
“No va a quedar de otra que irse a buscar la vida a otro lado, ahorita si hay producto pero el precio está muy bajo, el presidente municipal (de Álamos) había dicho que no lo iba a bajar”, expresó.
Para evitar la migración de los jóvenes, mencionó, se necesita crear nuevas fuentes de empleo de lo contrario el pueblo quedará solo pues las familias que ahí radican en su mayoría dependen de la presa “El Mocúzari”.
AGRICULTURA
La sequía y por consecuencia el escaso almacenamiento de la presa pone en predicamento también al sector agrícola y ganadero. El próximo ciclo agrícola depende de las lluvias que lleguen de junio a agosto, aunque los pronósticos no son alentadores, manifestó Benito Coronado López.
El jefe del Distrito de Riego 038 del Río Mayo mencionó que la captación promedio de la presa “El Mocúzari” durante la temporada de lluvias que comprende de junio a agosto es de 400 a 600 millones de metros cúbicos, pero durante dichos meses de 2023 la presa sólo captó el 14%.
Lo que nos ayudó el año pasado es que dejamos una reserva de unos 400 millones de metros cúbicos porque en la temporada de lluvia sólo le cayeron unos 70 millones a la presa”, mencionó, “pero este ciclo ya todo dependerá de las lluvias porque no quedó almacenamiento”.
Aurelio Ozuna Leyva, presidente del Consejo de Administración del Fondo de Aseguramiento Agrícola Alianza MSG, coincidió en que existe incertidumbre respecto al próximo ciclo agrícola
“Incluso vamos a ver cómo vienen los rendimientos de los cultivos de trigo porque no todos alcanzaron los riegos de auxilio necesarios”, apuntó, “vemos un panorama muy gris para la agricultura en la región”.
GANADERÍA
Ricardo Flores Argüelles, secretario de la Asociación Ganadera Rafael Russo Voguel, delegado suplente ante la Unión Ganadera Regional de Sonora, coincidió en que para el sector ganadero la situación de sequía es preocupante.
Si ha habido mortandad, no es algo alarmante pero sí es preocupante la sequía y que la presa ‘El Mocúzari’ se encuentre en un nivel tan bajo”, comentó, “sin agua no hay ciclos agrícolas y nosotros los ganaderos utilizamos los insumos de los cultivos para alimentar a nuestro ganado”.
Y aún faltan tres meses para la temporada de lluvias, apuntó, tiempo que les parece largo pues mientras eso ocurre tienen que invertir y hacer un gran esfuerzo para mantener sus hatos, lo que les ha elevado los costos de producción al doble.
“Ahorita estamos implementando talleres, incluso el viernes vinieron gente de Sagarpa y de la Unión Ganadera del estado y sé impartieron talleres de elaboración de sales minerales y del manejo de los esquimos (excremento), a un costo mucho más bajo que en el mercado”, destacó el líder ganadero.
Si la sequía de 2023 se repite este año podría ser una catástrofe, manifestó, pues está en riesgo el ciclo agrícola, lo que impactaría de manera directa la economía de la región y también al sector ganadero.
“Lo vemos muy complicado, nos quedan tres largos meses para la temporada de lluvias y veremos cómo vienen”, comentó.
Fuente/Reportero: Jesús Palomares/ El Imparcial