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Hermosillense vive horas de terror por huracán “Otis” en su cumpleaños

México .- Lo que sería un cumpleaños rodeado de colegas en la XXXV Convención Internacional de Minería, se convirtió en una pesadilla para la hermosillense Elizabeth Araux Sánchez, sobreviviente de la llegada del huracán “Otis” a la costa de Acapulco.

La vicepresidenta educativa de la Asociación de ingenieros de minas metalurgistas y Geólogos de México AC, acababa de salir del área de exposición en el centro de convenciones hacia el hotel Palacio Mundo Imperial, donde se hospedó.

Ya estaba lloviendo y había algo de viento pero aún permitían que fuéramos al hotel y ya quedaba poca gente en el centro de convenciones”, mencionó, “al llegar a mi cuarto estaba un papel dando aviso de que se esperaba la tormenta e indicando que el lugar más seguro era nuestro cuarto”.

El viento y la lluvia no eran intensos aún, por lo que Elizabeth se preparó para dormir. Su cuarto daba hacia el mar, por lo que podía ver cualquier cambio que surgiera.

Tanto las ráfagas de viento como la descarga pluvial incrementaron a tal punto que la lluvia caía de manera horizontal y pronto ramas arrancadas de árboles comenzaron a volar por los aires.

“Entonces me cambié y me puse tenis, alisté una bolsita con el celular, dinero, tarjetas, identificación y me puse a pensar qué parte del cuarto sería la más segura, decidí que el área de la regadera”, relató.

Su esposo no pudo acompañarla a Acapulco, por lo que Elizabeth estaba sola, sin embargo ella agradeció el inconveniente, pues significaba que su pareja no estaría en peligro.

La maestra tomó toda la ropa de una de las camas y las colocó en el piso de la regadera, así que arriba del edredón y con cuatro almohadas en una esquina se acomodó.

El viento se había vuelto todavía más fuerte y seguían golpeando cosas en las puertas de cristal del cuarto, cuando de repente se fue la luz.

Elizabeth usó su celular como linterna, pero por poco tiempo ya que no le quedaba mucha pila pues no tuvo tiempo de recargarlo durante el día y decidió encenderlo sólo lo necesario.

No sé cuánto tiempo pasó pero de repente volvió la luz, pensé que era la planta del hotel”, señaló, “chequé mensajes y había muchos de compañeras que estaban en el hotel y eran muy inquietantes, ahí vi que ellas también estaban refugiadas en los baños, algunas con niños”.

La luz volvió a irse, ahora de forma permanente y no había manera de comunicarse. En la oscuridad total sintió que el edificio se movía y, aunque en un principio se lo adjudicó a sus nervios, el ver las cosas mecerse confirmó sus sospechas.

La vicepresidenta educativa de la Asociación de ingenieros de minas metalurgistas y Geólogos de México AC, acababa de salir del área de exposición en el centro de convenciones hacia el hotel Palacio Mundo Imperial, donde se hospedó.

Ya estaba lloviendo y había algo de viento pero aún permitían que fuéramos al hotel y ya quedaba poca gente en el centro de convenciones”, mencionó, “al llegar a mi cuarto estaba un papel dando aviso de que se esperaba la tormenta e indicando que el lugar más seguro era nuestro cuarto”.

El viento y la lluvia no eran intensos aún, por lo que Elizabeth se preparó para dormir. Su cuarto daba hacia el mar, por lo que podía ver cualquier cambio que surgiera.

Tanto las ráfagas de viento como la descarga pluvial incrementaron a tal punto que la lluvia caía de manera horizontal y pronto ramas arrancadas de árboles comenzaron a volar por los aires.

“Entonces me cambié y me puse tenis, alisté una bolsita con el celular, dinero, tarjetas, identificación y me puse a pensar qué parte del cuarto sería la más segura, decidí que el área de la regadera”, relató.

Su esposo no pudo acompañarla a Acapulco, por lo que Elizabeth estaba sola, sin embargo ella agradeció el inconveniente, pues significaba que su pareja no estaría en peligro.

La maestra tomó toda la ropa de una de las camas y las colocó en el piso de la regadera, así que arriba del edredón y con cuatro almohadas en una esquina se acomodó.

El viento se había vuelto todavía más fuerte y seguían golpeando cosas en las puertas de cristal del cuarto, cuando de repente se fue la luz.

Elizabeth usó su celular como linterna, pero por poco tiempo ya que no le quedaba mucha pila pues no tuvo tiempo de recargarlo durante el día y decidió encenderlo sólo lo necesario.

No sé cuánto tiempo pasó pero de repente volvió la luz, pensé que era la planta del hotel”, señaló, “chequé mensajes y había muchos de compañeras que estaban en el hotel y eran muy inquietantes, ahí vi que ellas también estaban refugiadas en los baños, algunas con niños”.

La luz volvió a irse, ahora de forma permanente y no había manera de comunicarse. En la oscuridad total sintió que el edificio se movía y, aunque en un principio se lo adjudicó a sus nervios, el ver las cosas mecerse confirmó sus sospechas.

TENSA CALMA

Cuando aminoró el viento se empezaron a escuchar voces y el personal del hotel tocó a su puerta para pedirle que bajara al sótano donde la esperaban los demás huéspedes.

Ahí, Elizabeth permaneció varias horas y, aunque fueron condiciones desafortunadas, el ver a sus compañeros la llenó de tranquilidad y esperanza.

Después de las 04:40 horas, las personas empezaron a subir a sus habitaciones, pero seguía oscuro y el personal del hotel les sugirió ir al centro de convenciones, ya que era más seguro.

La maestra agradeció el esfuerzo de los trabajadores del hotel por conservar la calma y atender a los huéspedes a pesar de la situación tan adversa y los consideró como los héroes de este evento.

Ver la solidaridad de los empleados del hotel que nos seguían atendiendo a pesar que ellos no habían ido a sus casas ni sabían de sus familiares, no pudieron salir ni el siguiente turno llegar, así que ellos sin descansar nos atendían con una actitud tan positiva, amable e incluso cariñosa. No hay palabras para agradecerles”, expresó.
Sin embargo, Elizabeth también tuvo contacto con la faceta más desesperanzadora de la llegada del huracán, en la forma de saqueos a la tiendas de Acapulco, mismos que ocurrieron en la tarde.

Al día siguiente fue trasladada al aeropuerto de la Ciudad de México, donde permaneció todo el viernes debido a que no pudo adelantar un vuelo de regreso, por lo que tuvo que esperar al avión que tenía programado originalmente para el día sábado.

Fuente/Reportero: Jesús A. Mayorena

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