Nada para escribir a casa en el segundo informe de gobierno de Alfonso Durazo. Fueron los mismos datos estadísticos, presumir muy buenas cifras y anuncios de obras que todavía no pasan del papel. Pero eso ha sido siempre en todos los informes, desde el que da el presidente hasta el más fregado de los diputados. Todos presumen lo que no han hecho y culpan a otros de sus metidas de pata. Todos aseguran ser honestos, pero se niegan a que les revisen cuentas, porque solo entregan las que les conviene. Entonces, nada nuevo bajo el sol con esto de los informes.