A pesar de las protestas y argumentos de los empleados de tribunales y juzgados federales, terminó ganando el capricho presidencial de vengarse de los magistrados de la Suprema Corte de Justicia al eliminar los fideicomisos del Poder Judicial. Cierto, les pegó a los ministros, pero se llevó entre las patas a más de 50 mil empleados. Los senadores y diputados simplemente cayaron y acataron. Para eso están. Ahora hay que ver si los empleados se doblan o continúan en la lucha. Pero eso si, están muy enojados por semejante abuso.