Se ve que Marcelo Ebrard ya no aguantó más el abuso de que es víctima de parte del grupo de Claudia Sheinbaum y tronó. Explotó de coraje y denunció la simulación que hay en el proceso interno de Morena, en donde se gastan millones en acarreos, publicidad y sobre todo en campañas negras en su contra. Esta es una mala señal, porque amenaza con provocar una fuerte división en el partido oficial, a menos que el presidente agarre el mando y ordene que le bajen a los escándalos. Si se confían en que todos se alinearán solos, pues pueden cometer grave error.