El joven que atropelló a tres personas en el sur de la ciudad y que luego huyó a Estados Unidos apoyado por sus padres está en un terrible dilema. Precisamente sus papás están en la cárcel acusados de complicidad. Les acaban de ratificar prisión preventiva y pueden pasar tres años tras las rejas. Ahora, el joven debe escoger entre seguir escondido y que sus padres sigan prisioneros. O entregarse y enfrentar las consecuencias de sus actos imprudentes. Algo muy difícil.