Los últimos nombramientos del gabinete presidencial no hicieron que se soltaran las campanas al vuelo. Son funcionarios buenos a secas, a menos que demuestren lo contrario. Se supone que la mayoría son leales a la presidenta electa y eso habla de que no le están imponiendo cartas. Pero lo interesante no fue por los que nombraron, sino por los que siguen en la congeladora. Recordar que Javier Corral quería ser secretario de la Función Pública y se la voló. Igual que el super arrastrado de Hugo López Gatell que ya se sentía despachando en Salud. Se la voló. Ese fue el lado bueno.Esperemos ahora que tal se desempeñan.