Más vale que la presidenta Claudia Sheinbaum se olvide de esa política de abrazos para los criminales, porque el país se le está incendiando. Los niveles de violencia están subiendo día a día y no hay quien los pare. En Sinaloa todos los días hay asesinatos. En Guanajuato ya hay carros bombas.En Guerrero hay pueblos tomados, como en Chiapas. Se ve que los malandros están aprovechando que el gobierno mexicano está jugando a las comiditas con los delincuentes en lugar de apretar la línea. De seguir así, noviembre será un verdadero infierno.