El gobierno no sabe que hacer ante el rechazo colectivo a los mal hechos libros de texto, y como acostumbra los va a imponer a la fuerza. Los especialistas han demostrado que están plagados de errores y pifias, y aún así el gobierno está aferrado de enseñar estas aberraciones a los niños. Al final van a lograr lo que se proponen, producir una generación de ignorantes, porque son más fáciles de controlar. Pero esto todavía no termina.