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Las heces de la corona

 

 

 

 

31 marzo 2019

El Cobanaro

Por Octavio Almada Palafox

Las heces de la corona.

No cabe duda de que estamos en nuestro país en un peculiar tránsito. Las energías de lo acostumbrado entran en efervescencia ante las energías intempestivas, nóveles que no novatas, en una transformación social que es altamente irritante. Y digo irritante porque las energías que pretenden conservarse en su propio código, en su propia forma de estar y disolverse en el mundo, están experimentando una conmoción de irritaciones ante las formas imprevistas de un discurso presidencial que construye día a día una identidad de un periodo histórico.

Es ahí, en el campo mediático, que cada vez le tantea más a lo político, que se nutre de él para confundirse a sí mismo, donde la transición está encontrándose en un mismo cauce con el asentamiento codificador de las redes sociales. Esto es más irritante porque el poder conservador, que no ha dejado de serlo porque detrás de él lo apuntala el poder económico, no ha logrado controlar a las redes sociales. Cada instante, los conservadores hacen un esfuerzo por dominar a golpe de monedas, de mentiras, de notas falsas, de comentadores a sueldo, el campo de redes. Y como nada escapa al análisis de algoritmos, de señales, de tránsito de mensajes, se sabe que estos ataques no pertenecen a la gente sino que vienen de orígenes cibernéticos comunes. Los conservadores, como se han apostado en la historia a base de fuerza bruta creen que con lo bruto se dominará el campo de redessociales. Veamos si dinero mata libertad. Lo ha hecho, veremos si lo logran. Las inmensas inversiones de los conservadores, sean del signo que sean, del país que sean, sean azules o rojos, siempre han querido ser quienes controlen las moléculas del aire de la información y de la observación de los individuos libres. l Internet. 

Bueno pues, comentemos un hecho que se ha convertido en un fenómeno mediático. Un hecho que ha puesto a bailar a todo mundo, a fijar postura, a defender o atacar, a hacer acto de presencia ante el anuncio de una carta que el Presidente de la República envió al Rey de España sobre la consideración de una disculpa sobre una de las catástrofes humanitarias, disfrazadas de humanismoevangelizador que hace confundir puntas de espada con puntas de cruz, que representó la Conquista de México.

El cúmulo de reacciones que este aviso ha suscitado, de análisis someros y sesudos, es de tal dimensión que ha creado crisis en muchos sentidos, en golpes de pecho propios e indignaciones de extraños; en tiritos tirios y truenes troyanos. 

Las más radicales exaltaciones histéricas de la facha derecha de España y su esperpéntico remedo nacional mexicanos, han puesto a relucir que la modernidad no ha conseguido meter luz a las cavernas. Las supinaciones y los refrendos monárquicos están al día. Las añejas cañerías aristócratas están a reventar. Y hay quienes toman el micrófono y exigen agradecimientos por el idioma y la cultura que impusieron a los mexicanos, como si la sangre española agradeciera las suaves maneras de cuanto ejército ha hollado su tierra, recomendando a fuerzas, arquitecturas, ciencias y letras.

Lo cierto es que los hervores históricos siguen muy calientes. Este es un ejemplo vivo y contundente que la llamada cultura no ha servido para extraer odios y patetismos chovinistas y que al llamado de la selva solo lo cubre una vulnerable capa de piel. 

La astucia mediática del Presidente mexicano toca un arpa hechizante. Nadie puede negar que en esta semana todo mundo pensó en lo que está hecho su fuero interno, que si las generaciones de los pueblos originarios son las únicas depositarias de la puesta en meditación del ser mexicano. Hay un pintor mexicano que responde a esa pregunta, es Jorge González Casanova en su mural llamado Fusión de dos mundos. Un fresco violentísimo en donde un nativo mexicano mata a un soldado español que a su vez atraviesa al mexica. Ese conflicto somos. La corona mientras tanto se oxida.  

“ La memoria es la materia prima de la historia, y la historia es alma del corazón de un pueblo “ Octavio Almada 

@octavioalmada1 

@ElCobanaro 

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