El que subió la vara fue el diputado del Movimiento Ciudadano, Carlos León, al presentar diez mil firmas que apoyan que se elimine el fuero de funcionarios y legisladores. Y como prueba de que esto va en serio, el mismo renunció a su fuero ante las autoridades del Congreso. No sabemos si se puede renunciar al fuero de manera voluntaria, pero ahí está el gesto y la muestra de que van muy en serio para quitar este privilegio que se ha pervertido con el paso de los años. Originalmente el fuero era para evitar que los diputados fueran detenidos por sus posturas legislativas, pero luego se torció y se usa como escudo de impunidad para cualquier delito. Igual pasa con los funcionarios que gozan de ese fuero, que se dan el lujo de cualquier leperada a sabiendas de que nadie los puede tocar. Ahí está el caso de Agustín Rodríguez, acusado de ser de los principales culpables de la tortura que padeció Gisela Peraza. No se le puede tocar porque el señorito es diputado federal. Valiente cosa.